Hace dos décadas se inundó una parte de la selva amazónica para construir una presa que actualmente produce poca electricidad. Los ingenieros ven ahora en ese lago artificial una superficie ideal para paneles solares flotantes.
Los críticos han tachado la presa de Balbina, situada cerca de la línea ecuatorial a unos 200 kilómetros al norte de la ciudad amazónica de Manaos, de crimen medioambiental.
La presa, que inundó unos 2.400 kilómetros cuadrados (930 millas cuadradas) de selva tropical, se ordenó construir a un gran coste durante el régimen militar brasileño de 1964-1985.
El lago artificial es tan vasto que desde el muro de la presa apenas se divisa el horizonte.
Pero cuando se trata de generar electricidad, la presa es un fracaso: la central hidroeléctrica de Balbina, inaugurada en 1989 tras una década de obras, produce actualmente apenas una quinta parte de su potencia máxima de 250 megavatios.
"Se trata de uno de los mayores delitos medioambientales que ha cometido la ingeniería en este país", declaró el Ministro de Energía y Minas, Eduardo Braga.
"¿Cómo podemos mitigar el coste de este delito? Mejorando la relación coste-beneficio de esta central", dijo Braga en la ceremonia de inauguración de los primeros paneles solares flotantes.
Los paneles solares flotantes no son nuevos, pero utilizarlos en el lago artificial de una presa hidroeléctrica sí lo es.
Este sistema híbrido aprovecha la infraestructura de transmisión eléctrica existente, que está infrautilizada, así como la superficie plana de agua para los paneles, sin necesidad de comprar o expropiar nuevos terrenos.
La sequía en Brasil golpea con fuerza
Brasil obtiene el 60% de su electricidad de centrales hidroeléctricas. Pero gran parte del país, incluida la zona de la selva amazónica, sufre una grave sequía. Los niveles de agua de muchas presas brasileñas han descendido hasta niveles peligrosamente bajos.
El proyecto piloto de Balbina, que estará terminado en 2017, es una gran plataforma con 50.000 metros cuadrados de paneles solares, aproximadamente del tamaño de cinco campos de fútbol.
Los paneles pueden producir cinco megavatios de electricidad, suficiente para abastecer a unos 9.000 hogares.
Los ingenieros esperan aumentar la potencia a 300 megavatios, lo que permitiría a Balbina producir electricidad para 540.000 hogares.
"Vamos a transformar los generadores de energía hidroeléctrica, que tienen limitaciones debidas a la meteorología, en productores de energía ilimitada porque también utilizarán energía solar", dijo Orestes Goncalves, presidente de Sunlution.
Su empresa se asoció con la francesa Ciel et Terre para instalar los paneles en Balbina.
Los ingenieros no han dicho cuánto podría abaratarse la electricidad para los residentes locales, pero uno de los objetivos a largo plazo del proyecto es reducir los precios de los servicios públicos.
Por separado, los ingenieros medirán la eficiencia de este modelo híbrido con paneles solares flotantes en dos lugares muy diferentes: en Balbina, donde el clima de la selva es cálido y húmedo, y en una presa en las colinas del semiárido estado nororiental de Bahía.
Si tiene éxito, los funcionarios esperan ampliar el sistema de paneles flotantes mediante licitaciones públicas.
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